"Claustro las Ánimas"

Claustro que tuvo por finalidad reflexionar sobre el estado de la educación poética en Chile. Proyecto auspiciado por FNDR 2014 Región del Biobío, que también implicaba realizar actividades en el Liceo Fiscal de Niñas de Concepción a cargo de los poetas Agustín Benelli y Oscar Saavedra Villarroel. (El conjunto de actividades se realizaron el año 2015) POETAS INVITADOS AL CLAUSTRO: Alejandra del Río - Oscar Saavedra Villarroel - Soledad Fariña - Tulio Mendoza Belio - Clemente Riedemann - Agustín Benelli - Graciela Huinao - Ángela Neira.

Abajo texto introductorio del libro Claustro las Ánimas, Por una Educación Poética para Chile. (2015)

Por una Educación Poética para Chile.

“Sólo con una ardiente paciencia conquistaremos

la esplendida ciudad que dará luz, justicia,

dignidad a todos los hombres.

Así la poesía no habrá cantado en vano”

Pablo Neruda

He visto crecer las nubes y contemplar en su abundancia la llegada del invierno. Escuchar como los vientos postmodernos arrasaban los bellísimos campos de la poesía, hasta reducirlos a la mínima expresión en el corazón de los ciudadanos. Como no recordar aquellos días extraordinarios de la infancia y adolescencia, cuando cantábamos el himno nacional y la poesía parecía desprenderse como pájaros en vuelo hacía una geografía-cielo no contaminada aún. Era en esos tiempos cuando la voz del trabajador exigía sus derechos y un corazón hecho de valles, montañas y desiertos palpitaba de emoción ante la utopía del proletariado. En esos tiempos cuando Pablo Neruda, era parte del imaginario colectivo y en el aura que envolvía a Chile, aún se percibía con fuerza la presencia telúrica de Gabriela Mistral, en aquellos días cuando en las emisoras nacionales se escuchaba el canto de la poeta Violeta Parra.

En esos años Chile era un país mucho más pobre, con menos tecnología, pero increíblemente un país con menos delincuencia y con una palabra poética vigorosa que existía de mil formas en el contexto de un ritmo de vida distinto al de hoy. En esos tiempos cuando desde el extranjero se escuchaba la voz de Joan Manuel Serrat, que nos acercaba con sus canciones a la poesía de Antonio Machado. Eran los tiempos cuando en el país había cierta sensibilidad que permitía a los medios de comunicación hacer llegar al pueblo la poesía; en esos tiempos cuando era posible en la televisión escuchar algo del legado de Oscar Castro en la voz de los Cuatro de Chile y los hermanos Duvauchelle.

Pero ocurrió la tragedia del golpe de estado el 11 de septiembre de 1973. Tragedia que adquirió con el pasar de los años dimensiones atroces, cuando descubrimos la decadencia moral de las instituciones castrenses, al quedar al descubierto su barbarie. Toda la gallardía que conocíamos de ellas, dio paso al horror de saber que ordenaban cobardemente castigar a los vencidos hasta la muerte; mancillando así, para siempre, el honor de las Fuerzas Armadas. Fue una época cuando algunos civiles aprovecharon las circunstancias para instalar en el país un sistema económico que provocó la injusta y desigual distribución de la riqueza que hoy existe en el país.

Como olvidar el trato indigno que recibiera Pablo Neruda, cuando se encontraba enfermo y luego saber de los oscuros hechos que rodearon su muerte. En esos días una sombra caía como una lluvia negra; un invierno de durísima caparazón que se extendió por casi dos décadas y que contaminó de colores infames a todo el país. Donde la palabra poética fue cubierta por una multitud de palabras que sólo construían los eslóganes de los spot publicitarios, que comenzaron a obnubilar al pueblo con la materialidad de un sistema de mercado, que fue atrapando el corazón de los chilenos poco a poco. Así como consecuencia de una publicidad sin contrapeso hoy campea la frivolidad en los medios de comunicación. Una dominación absoluta del mercado provocó un influjo negativo en los standards de calidad de la educación, pues se relajaron los mecanismos que permitían una formación adecuada de los docentes en las Universidades. Pero fueron muchos los factores que poco a poco influyeron en olvidar el sitial que debía tener la poesía en la educación de los jóvenes y niños, y una cierta idea de la “comunicación” se fue tomando los programas de la enseñanza chilena. Era una comunicación sin interacción poética y como consecuencia varías generaciones de chilenos carecen de la presencia de la poesía en su formación. Cabe mencionar, en el plano nacional, esporádicas acciones para recordar el legado de los poetas, como aquellos actos a través de todo el país para recordar los 100 años de vida de Nicanor Parra. Pero la adhesión es sólo nominal, y no hay un reflejo real en la educación. En los liceos o colegios de Chile, poco o nada se sabe de las nuevas generaciones de poetas. ¿Cuántos jóvenes conocen a Gonzalo Rojas? Cuántos conocen a Armando Uribe, Jorge Teillier, Raúl Zurita, por nombrar algunos de los más importantes poetas nacionales.

De una o de otra forma hemos ido alejándonos de la activación de nuestras facultades más elevadas, de aquellos mecanismos propios del ser humano que nos hacían seres más desarrollados. Ahora la sociedad está condicionada por la tecnología y su influencia que es sólo aceleración.

Desde la revolución industrial lentamente se empezó a escuchar la idea de que la tecnología sería un factor decisivo para dar felicidad al ser humano. Pero al contemplar la historia de este mundo observamos como las guerras, la crueldad, el hambre continúan asolando al planeta y tal vez podemos agregar ahora, que también la tecnología está asolando al planeta.

La poesía no puede ser comprendida o asimilada en procesos mentales donde la velocidad es un estado permanente del individuo. La poesía necesita de otros tiempos, necesita de la quietud para entender su emocionalidad y para que ésta entre en contacto con la propia emocionalidad del lector. Los seres humanos en las grandes urbes, ya no tienen tiempo para sacar a la superficie los sentimientos de una jornada de vivencias y así reencontrarse con ellos mismos. Sin duda la velocidad es un factor de alienación que está sumiendo a la humanidad en un constante estrés mental, físico y sicológico.

¿Existe alguna forma de contrarrestar esta fuerza descomunal que como una plaga va carcomiendo el alma de los chilenos? Podemos en este país, donde la poesía ha sido históricamente una fuente de conocimiento que nos ha dado dos premios Nobel, volver al camino por el que la nación transitaba en relación con la poesía. Creemos que la única manera de revertir esta tendencia es llegar con la poesía a los Liceos y colegios de Chile, a través de un programa que centre sus esfuerzos en la difusión y enseñanza de la misma, en el contexto de una EDUCACIÓN POÉTICA.

Es la opinión de los poetas, que se reunieron en “Claustro” en el mes de enero de 2015, en el fundo las Ánimas. En la localidad de Copiulemu (Octava Región) gracias al patrocinio del Fondo Nacional de Desarrollo Regional del Biobío y la hospitalidad de los artistas Eduardo Meissner Grebe y Rosemarie Prim, y al aporte fundamental de la ONG Crea Acción, que hizo posible reunir a un pequeño grupo de poetas, entre los cuales se encontraban: Soledad Fariña, Alejandra del Río, Tulio Mendoza, Graciela Huinao, Clemente Riedemann, Oscar Saavedra Villarroel, Ángela Neira y quien les habla, Agustín Benelli. Los cuales reunidos en “Claustro” elaboraron una pre-declaración de principios, que contiene alguno de los desafíos necesarios para provocar sustanciales cambios en la educación poética en Chile.

El “Claustro las Ánimas” ha sido la etapa fundacional de un proyecto, que posteriormente pasó a una etapa de diálogo con otros poetas, mediante reuniones que se realizaron en distintas ciudades de Chile, con el apoyo del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes.

Estamos en los inicios de una gigantesca labor. Tenemos la esperanza de que muchos estarán dispuestos a trabajar para conseguir que los niños y jóvenes de Chile, tengan acceso a una EDUCACIÓN POÉTICA digna de un país de grandes poetas. ¿Será posible construir un país donde sea grato vivir?, sin guiarnos por un sistema competitivo donde corremos por devorar al más débil, donde el temor es el amo y señor en el corazón de los chilenos.

La magnitud del desafío es grande, pero es importante decir que estamos aquí y que “…el poeta no es una piedra perdida…” es una piedra fundamental en el desarrollo de la cultura de un país. Es necesario realizar una convocatoria abierta que trascienda al mundo de los poetas y que haga participar a todos los estamentos de nuestra sociedad.

Por una Educación Poética para Chile, es una propuesta en el cual habita un gran sueño o la más hermosa de las esperanzas. En él, queremos adentrarnos en un proyecto necesario y urgente de vivir. Nuestra experiencia nos confirma que al corazón no se le puede ni debe encadenar, que como un pájaro tiene el derecho a volar libre por los paisajes más hermosos que la imaginación pueda crear. Así, queridos amigos y amigas… “la poesía no habrá cantado en vano”.

Agustín Benelli

III Congreso Internacional de Poesía,

Pontificia Universidad Católica de Chile

Santiago, octubre 2015.